Por una lagrima caída, por un sentimiento marchito, por un abandono sin despedida, por unos ojos bonitos y una sonrisa pícara. A una silueta de mujer, con labios húmedos tras un beso, diciendo adiós a la vez a su cupido preso. Por una trigueña de ojos azules, que se recorre las calles, con un andar muy cansado y un pestañar de ilusiones. Por una doña de orquídea en el pelo y otra de vestido largo y muy caro, por la que lleva en las manos un pañuelo, por la que llora sobre mojado. Por la que sufre el olvido y por aquella que nunca recibió la luna prometida, por la que saca un clavo con otro clavo, por la que sufre en la despedida. Por un rechinar de guitarras, que suena al compás de tacones, cuando al pasar de una dama, va componiendo canciones. Por una risa que borra el llanto y el regresar de ilusiones, por un levantarse amando, ¿y un porque no? por un rompe corazones. Por todo lo que depende del amor, y todo lo que el amor significa, dedico mis poesías a los que aún sueñan con almas gemelas, y si mi corazón se me agita, hizo de nuevo las velas, de mi navío encantado, repartiendo versos al aire, para todos los enamorados.
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Nací Para Robar Rosas De Las Avenidas De La Muerte A partir de un hallazgo extraordinario: el de su título, los remarcables poemas de este libro, concretos, desollados, desprovistos de toda afectación retórico, hacen de Cristian Muñoz una de las voces entusiastas de la poesía chilena. Según Raúl Zurita, Premio Nacional de Literatura, dice sobre este libro los remarcables poemas…
